viernes, 27 de mayo de 2011

Síndrome de Down y otros Grupo ((XY)^4)^1/2)

Presentación del grupo:

En esta tercera evaluación se nos ha añadido un nuevo compañero, él es Fabio y así se define;

-Jaime Blanco
-Raúl Merino
-Alberto Moreno
-Daniel Fortún

-FABIO: Hola! bueno, pues soy Fabio Morilla, alumno de los Salesianos Atocha, ahora tengo 16 años. Sobre mis aficiones pues son el deporte como correr, la bici, esquiar, natación... también me gusta los medios informáticos, salir con los colegas de fieeesta!
En cuanto la música me gusta diferentes estilos, el rap, y música de los años 40, 50, 60, 70...
Con los estudios hay van, me gustaría terminar ya la ESO y meterme a bachiller y meterme hacer el curso que me gustaría.

Al añadirse este nuevo compañero, cambia un poquito nuestro nombre,((XY)^4)^1/2) pero lo que estamos completamente seguros es que con su ayuda nuestros trabajos mejorarán, e intentaremos hacerlo lo mas amenos posible aunque nos cueste un poco más.
En esta tercera evaluación vamos a hablar de dos temas (como en el anterior trimestre), Los temas van a estar relacionados con los trastornos de la salud en el que tenemos barajados el Síndrome de Down, y si contásemos con la ayuda de un experto cercano al grupo hablaremos de la hipertensión si fuese lo contrario, hablaríamos de otros temas como el síndrome de asperger… pero ya veremos

Metodología:

-Para el trabajo de campo, hemos pensado en ir a un colegio, instituto I.E.S Numancia en el que conocemos a un profesor que trabaja con niños con síndrome de down, además de informarnos en hospitales acerca de esta enfermedad.

-Buscaríamos información en internet y en libros especializados como hasta ahora hemos hecho, los foros de menéame…

-Con las personas que hablemos intentaremos hacer una especie de cuestionario sobre las dudas que tengamos, además si cualquiera de vosotros tenéis alguna duda podréis comentarlo y nosotros encantados se la preguntaremos a los expertos.

Justificación del tema:

¿Por qué lo hemos elegido?

-Nos interesa y sabemos mas o menos de que trata dicho tema porque hoy en día es muy común y los afectados tienen muchas salidas.

-Tenemos amigos y conocidos que trabajan en este ámbito y nos pueden ayudar con la investigación de este trabajo

-Porque tenemos fuentes como el libro de Biología

-Despierta un interés general en el grupo

-Creemos que tenemos muchas opciones y formas de las que hablar de estos temas

¿Qué nos aportará el tema y a quién lo lea?

-Nos aportará conocimientos de la enfermedad así como tratarlos y cuanto y como suelen vivir todo lo que hay que saber de esta enfermedad

-Nos dará explicación de como son físicamente y psicologicamente y que diferencias tienen con las personas normales sin ningún trastorno

-Hablaremos de porque se produce este trastorno es decir de el cromosoma de más que tienen

-Principalmente lo que nos aporta es cultura general

-Conocer los aspectos de la vida cotidiana de los niños con Síndrome de Down

Objetivos:

-Informar a la gente sobre el síndrome de down y la hipertensión así como ampliar conocimientos.

-Mostrar aspectos de el día a día de personas que tengan estas enfermedades, así como sus posibles acciones ante obstáculos,como viven, que problemas tienen

-Establecer relaciones con gente que tenga estos trastornos de tal forma que conozcamos su situación para poder comprenderles.

-Aportar a nuestros compañeros información sobre el actual estado de estas personas en la sociedad, así como los distintos trabajos que tienen las personas con síndrome de down.




Síndrome de Down


¿Con qué frecuencia se produce el síndrome de Down?

El síndrome de Down es uno de los defectos de nacimiento genéticos más comunes y afecta a aproximadamente uno de cada 800 bebés cada año en los Estados Unidos.

¿Qué es y cuáles son las causas del síndrome de Down?

El síndrome de Down es causado por la presencia de material genético extra del cromosoma 21.
Normalmente, cada persona tiene 23 pares de cromosomas, y hereda un cromosoma por par del óvulo de la madre y uno del espermatozoide del padre. En situaciones normales, la unión de un óvulo y un espermatozoide da como resultado un óvulo fertilizado con 46 cromosomas.
A veces algo sale mal antes de la fertilización. Un óvulo o un espermatozoide en desarrollo puede dividirse de manera incorrecta y producir un óvulo o espermatozoide con un cromosoma 21 de más. Cuando este espermatozoide se une con un óvulo, el embrión resultante tiene 47 cromosomas en lugar de 46. El síndrome de Down se conoce como trisomía 21 ya que los individuos afectados tienen tres cromosomas 21 en lugar de dos. Este tipo de accidente en la división celular produce aproximadamente el 95 por ciento de los casos de síndrome de Down.

¿Qué problemas de salud pueden tener las personas con síndrome de Down?

Las perspectivas para las personas con síndrome de Down son mucho más alentadoras de lo que solían ser. La mayoría de los problemas de salud asociados con el síndrome de Down puede tratarse y la expectativa de vida es actualmente de unos 60 años. Las personas con síndrome de Down tienen más probabilidades que las personas no afectadas de tener una o más de las siguientes enfermedades:
• Defectos cardíacos. Aproximadamente la mitad de los bebés con síndrome de Down tiene defectos cardíacos. Algunos defectos son de poca importancia y pueden tratarse con medicamentos, pero hay otros que requieren cirugía. Todos los bebés con síndrome de Down deben ser examinados por un cardiólogo pediatra, un médico que se especializa en las enfermedades del corazón de los niños, y realizarse un ecocardiograma (un examen por ultrasonidos especial del corazón) durante los dos primeros meses de vida para permitir el tratamiento de cualquier defecto cardíaco que puedan tener.
• Problemas intestinales. Aproximadamente el 12 por ciento de los bebés con síndrome de Down nace con malformaciones intestinales que tienen que ser corregidas quirúrgicamente.
• Problemas de visión. Más del 60 por ciento de los niños con síndrome de Down tiene problemas de visión, como esotropía (visión cruzada), miopía o hipermetropía y cataratas. La vista puede mejorarse con el uso de anteojos, cirugía u otros tratamientos. Los niños con síndrome de Down deben ser examinados por un oftalmólogo pediatra dentro de los primeros seis meses de vida y realizarse exámenes de la vista periódicamente.
• Pérdida de la audición. Aproximadamente el 75 por ciento de los niños con síndrome de Down tiene deficiencias auditivas. Éstas pueden deberse a la presencia de líquido en el oído medio (que puede ser temporal), a defectos en el oído medio o interno o a ambas cosas. Los bebés con síndrome de Down deben ser sometidos a exámenes al nacer y nuevamente durante los primeros meses de vida para detectar la pérdida de audición. También deben ser sometidos a exámenes de audición en forma periódica para permitir el tratamiento de cualquier problema y evitar problemas en el desarrollo del habla y de otras destrezas.
• Infecciones. Los niños con síndrome de Down tienden a resfriarse mucho y a tener infecciones de oído y, además, suelen contraer bronquitis y neumonía. Los niños con síndrome de Down deben recibir todas las vacunas infantiles habituales, que ayudan a prevenir algunas de estas infecciones.
• Problemas de tiroides. Aproximadamente el uno por ciento de los bebés con síndrome de Down nace con hipotiroidismo congénito, una deficiencia de la hormona tiroidea que puede afectar el crecimiento y el desarrollo cerebral. El hipotiroidismo congénito puede detectarse mediante pruebas de detección precoz de rutina al neonato y tratarse con dosis orales de hormona tiroidea. Los niños con síndrome de Down también tienen un riesgo mayor de adquirir problemas de tiroides y deben someterse a una prueba anualmente.
• Leucemia. Menos de uno de cada 100 niños con síndrome de Down desarrolla leucemia (un cáncer de la sangre). Con frecuencia, los niños afectados pueden tratarse con éxito mediante quimioterapia.
• Pérdida de la memoria. Las personas con síndrome de Down son más propensas que las personas no afectadas a desarrollar la enfermedad de Alzheimer (caracterizada por la pérdida gradual de la memoria, cambios en la personalidad y otros problemas). Los adultos con síndrome de Down suelen desarrollar la enfermedad de Alzheimer antes que las personas no afectadas. Los estudios sugieren que aproximadamente el 25 por ciento de los adultos con síndrome de Down de más de 35 años tiene síntomas de enfermedad de Alzheimer.
Algunas personas con síndrome de Down presentan varios de estos problemas mientras que otras no presentan ninguno. La gravedad de los problemas varía enormemente.

¿Qué aspecto presenta un niño con síndrome de Down?

Un niño con síndrome de Down puede tener:
• Pliegue mongol bajo los ojos.
• Orejas pequeñas y ligeramente dobladas en la parte superior
• Boca pequeña, lo que hace que la lengua parezca grande
• Nariz pequeña y achatada en el entrecejo
• Cuello corto
• Manos y pies pequeños
• Baja tonicidad muscular
• Baja estatura en la niñez y adultez.
La mayoría de los niños con síndrome de Down presenta algunas de estas características, pero no todas.

¿Tan grave es la discapacidad intelectual?

El grado de discapacidad intelectual varía considerablemente. En la mayoría de las personas afectadas, las discapacidades intelectuales son de leves a moderadas y, con la intervención adecuada, pocos padecerán discapacidades intelectuales graves. No hay manera de predecir el desarrollo mental de un niño con síndrome de Down en función de sus características físicas.

¿Qué puede hacer un niño con síndrome de Down?

Por lo general, los niños con síndrome de Down pueden hacer la mayoría de las cosas que hace cualquier niño, como caminar, hablar, vestirse e ir solo al baño. Sin embargo, generalmente comienzan a aprender estas cosas más tarde que los niños no afectados.

¿Puede un niño con síndrome de Down asistir a la escuela?

Sí. Hay programas especiales a partir de la edad preescolar que ayudan a los niños con síndrome de Down a desarrollar destrezas en la mayor medida posible. Además de beneficiarse con la intervención temprana y la educación especial, muchos niños consiguen integrarse en clases para niños normales. Muchos niños afectados aprenden a leer y escribir y algunos terminan la escuela secundaria y continúan estudiando o van a la universidad. Muchos niños con síndrome de Down participan en diversas actividades propias de la niñez, tanto en la escuela como en sus vecindarios.
Si bien hay programas de trabajo especiales diseñados para adultos con síndrome de Down, mucha gente afectada por este trastorno es capaz de trabajar normalmente. Hoy en día, es cada vez mayor la cantidad de adultos con síndrome de Down que viven de forma semiindependiente en hogares comunitarios grupales, cuidando de sí mismos, participando en las tareas del hogar, haciendo amistades, tomando parte en actividades recreativas y trabajando en su comunidad.

¿Se puede curar el síndrome de Down?

No existe cura para el síndrome de Down. Sin embargo, algunos estudios sugieren que las mujeres que tienen ciertas versiones de algunos genes que afectan la manera en que su organismo metaboliza (procesa) la vitamina B podrían ser más propensas a tener un bebé con síndrome de Down. En caso de confirmarse, este hallazgo podría proporcionar una razón más para recomendar a las mujeres que pueden quedar embarazadas que tomen una multivitamina a diario que contenga 400 microgramos de vitamina B, lo que, según se ha comprobado, reduce el riesgo de tener un bebé con ciertos defectos congénitos del cerebro y de la médula espinal.

¿El riesgo de síndrome de Down aumenta con la edad de la madre?

Sí. El riesgo de síndrome de Down aumenta con la edad de la madre:
• A los 25 años, la probabilidad de una mujer de tener un bebé con síndrome de Down es de una en 1,250.
• A los 30 años, la probabilidad es de una en 1,000.
• A los 35 años, la probabilidad es de una en 400.
• A los 40 años, la probabilidad es de una en 100.
• A los 45 años, la probabilidad es de una en 30.
Aunque el riesgo es mayor a medida que aumenta la edad de la madre, aproximadamente el 80 por ciento de los bebés con síndrome de Down nace de mujeres de menos de 35 años, ya que las mujeres más jóvenes tienen más bebés que las mujeres de mayor edad.

¿Se puede diagnosticar el síndrome de Down antes de que nazca el bebé?

Sí. El Colegio de Obstetras y Ginecólogos de los Estados recomienda ofrecer a todas las mujeres embarazadas, independientemente de su edad, una prueba de detección precoz de síndrome de Down. La prueba puede consistir en un análisis de la sangre de la madre durante el primer trimestre (entre las semanas 11 a 13 del embarazo) junto con un examen especial por ultrasonidos para medir el grosor de la nuca del bebé, o bien en un análisis de la sangre materna durante el segundo trimestre (entre las semanas 15 a 20) sin el ultrasonido. Las pruebas de detección precoz ayudan a identificar los embarazos con un riesgo de síndrome de Down superior al promedio pero no pueden diagnosticar éste u otros defectos congénitos.
Las mujeres que obtienen un resultado anormal en la prueba pueden realizarse una prueba de diagnóstico, como una amniocentesis o una muestra del villus coriónico (CVS). Estas pruebas permiten diagnosticar o, más frecuentemente, descartar la existencia de síndrome de Down con gran exactitud.

¿Las personas con síndrome de Down pueden tener hijos?

Si bien se han producido raras excepciones, los hombres con síndrome de Down generalmente no pueden engendrar hijos.Una mujer con síndrome de Down tiene el 50 por ciento de probabilidades de concebir un niño con síndrome de Down, pero se suelen producir abortos espontáneos en muchos embarazos de fetos afectados.

Pablo Pineda

El malagueño Pablo Pineda, el primer español con síndrome de Down que obtuvo un título universitario, ha logrado la Concha de Plata al mejor actor en la 57ª edición del Festival de San Sebastián por su interpretación en la película 'Yo, también', también fue candidato al premio Goya 2009 al mejor actor revelación.

Pineda vive en Málaga ahora mismo y trabajó en el ayuntamiento de la ciudad. Es Diplomado en Magisterio, profesor de Educación Especial, además de cursar estudios de Psicopedagogía. En el futuro pretende continuar con su carrera en la enseñanza y no con la interpretación cinematográfica. A su llegada a Málaga, tras conseguir el premio cinematográfico, fue recibido por el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, entregándole el escudo de la Ciudad en la Casa Consistorial. Actualmente sigue dando conferencias sobre discapacidad, educación... y promocionando su película en diferentes actos y festivales de cine. Ha sido galardonado por su superación vital, y su trabajo como actor y concienciador. Recientemente ha firmado un acuerdo de colaboración con la Fundación Adecco, para ser el portavoz de un mensaje sobre la necesaria integración laboral de las personas con cualquier discapacidad

Entrevista pablo pineda (Escrita)

Dice Pablo Pineda que la primera noticia de que era síndrome de Down lo suyo la tuvo a los seis o siete años. “Un profesor de universidad que llevaba el Proyecto Roma, don Miguel García Melero, en el despacho del director me preguntó: ‘¿Tú sabes que eres síndrome de Down?’. Yo, inocentemente, le dije que sí, aunque no tenía ni idea. Él lo notó y se puso a explicarme qué era eso, aunque no era genetista, sino pedagogo. Y yo, como a todo le saco punta y tengo esa agudeza mental, le dije: ‘Don Miguel, ¿soy tonto?

–¿Por qué se lo preguntó?

–No sé. Es difícil saberlo. Quizá, si a los seis años te asocian con un síndrome, tú lo asocias a ser tonto o no. Él me dijo que no era tonto, y le pregunté: “¿Y voy a poder seguir estudiando?”. El me dijo: “Sí, por supuesto”. Luego comenzó el proceso de la calle; los niños empezaron a decirme: “Pobrecito, está malito”. Y yo me enfurruñaba, porque no estaba enfermo.

–Pero sí veía que su cara era distinta.

–Eso sí. Que tenía los ojos más alargados, que las manos no eran iguales. No había visto a otros niños con síndrome, pero quizá tenía la mosca detrás de la oreja. Quizá tenía una inquietud. ¿Y esto del síndrome, qué falla será? En casa, mis padres nunca me habían comentado nada, pero después de la primera noticia le pregunté a mi madre: “¿Es verdad que soy síndrome de Down?”. Estaba con mi hermano Pedro, el mayor, que estudiaba medicina en aquella época, y empezó a explicarme lo que era la genética, los genes; así me fui enterando. Y volví a hacerles la misma pregunta que al profesor: “¿Puedo seguir estudiando?” “Claro”, dijeron los dos, “sin problemas”. Estaba muy a gusto en el colegio, con mis compañeros. Luego, durante un tiempo, no tuve interés de saber más; hasta que empecé a estudiar la carrera de magisterio, a los 21 años, al tocar el campo de la educación especial: ahí es cuando me entero de lo que es esta discapacidad. Aunque, al describirla, los libros hablaban de que era una enfermedad y de la cultura del déficit, de todos los problemas que tienen. Muy negativo. Y cuando empecé a leerlo me dije: yo no soy así.

–¿Pensó que era un síndrome de Down un poco especial?

–Exactamente. También pensé, además de que yo era especial, que otros muchos síndromes de Down que ya conocía tampoco eran como los describían los libros. La literatura nos pone peor de lo que somos, y nos aparta. Sobre capacidad motórica, te explican todo lo que deberían tratar en capacidad mental. Lo mental siempre se vende peor que lo físico. Dicen que somos deficientes, que somos retrasados. Y que no hay ninguna solución, que es lo peor. Se quedan con las alteraciones visibles, y asocian lo mental con la locura, porque antes no se distinguía entre deficiencia mental y enfermedad mental. Y todavía se distingue mal... Así que cuando la gente ve a un paralítico mental dice: ése está loco. Deficiencia se asocia con locura.

–¿Le costaba estudiar más que a los demás?

–No. Bueno, los números y las matemáticas no me gustan nada; pero eso no es algo extraordinario, ni característico de un síndrome de Down.
–Supongo que la adolescencia debió de ser una etapa más dura que la infancia.
–He pasado por distintas épocas. Cuando empecé en primero de BUP, nadie se esperaba un síndrome de Down en un instituto, y la gente me miraba como diciendo: que hace éste aquí. Hicieron una cosa ilegal, que los profesores tuvieran que votar mi admisión en el instituto. Así que fue duro. Pero poco a poco me fui sacando ese torrente de magia o de cariño y fui conquistando a mis compañeros, porque era muy consciente de que debía hacerlo. Con los compañeros sabía que tenía que atacar charlando, metiéndome entre ellos, y eso fue lo que hice. Y reaccionaron muy bien; en primero, fue una relación bonita. Y a los profesores, a pesar de que habían votado, a muchos los fui conquistando, aunque a ellos fue por lo cognitivo. Les preguntaba en clase, me interesaba, y eso los descolocaba. Después, en segundo, ahí todo fue fatal. Quizá porque los niños con 14 años siguen siendo niños, pero los de 16 se hacen los duros, son crueles, y entonces comenzaron a mirarme por encima del hombro, a no hablarme. La vida era imposible.

–¿Y qué hizo?

–Al principio me sorprendí. Me desanimé y pensé en tirar la toalla. Tampoco sabía cómo contárselo a mis padres, así que me lo callé todo. Los de primero eran profesores jóvenes, pero en segundo eran mayores y no creían en mí. Decían que ese niño no podía aprender, que no sabían cómo iban a enseñarme, que no iba a aprender nunca, que las matemáticas me costaban un montón. No veían ninguna luz y empecé a deprimirme.

–¿Qué asignaturas prefería?

–La historia y las ciencias sociales me encantaban. Me leía los anuarios. Y también me gustaba el griego. El profesor era muy joven, acababa de entrar en el instituto, y me encantaba cómo me enseñaba.

–Hemos llegado a tercero. Entonces, ¿qué pasa?

–Pues que todo vuelve a estar bien. Tengo muchos amigos, hacemos viajes.

–¿Y cuándo se aceptó del todo?

–Pronto. He dado conferencias, y en una de ellas, cuando tenía 14 años, una señora me preguntó si me haría la cirugía estética para cambiar los rasgos de mi cara. Y le dije: “No, los tengo a mucha honra”. Y luego: “¿Es que no te gusta como soy?” Yo he sido muy exigente conmigo mismo.
–Uno de los problemas que tienen los Down es que la sociedad suele tratarlos como niños. Esa lucha para crecer, a veces debe hacerse contra la propia familia.
–Quizás a algunos discapacitados los atrapa eso. Prefieren no crecer, como muchos otros niños, y ser Peter Pan para no enfrentarse con un mundo que suponen hostil.
–A mí no me pasó. Cuando tenía 14 o 15 años era tanta mi propia autoestima que todo el lado conmiserativo no me gustaba nada. Quería salir de eso, demostrar quién era y lo que podía hacer.
–En realidad, su vida debe ser difícil, necesita ser un buen guerrero para llevarla.
–Sí que es duro, más que nada porque siempre tienes que estar demostrando que puedes. Que puedes hacer esto o lo otro, que puedes viajar. Es muy cansado, te hartas. A veces piensas que los prejuicios han disminuido, pero es que están más soterrados. En el ingreso hubo un acto de fin de curso. Todos los premios se los llevaron las chicas, menos dos que fueron para otro chico y para mí. Al final, el director dijo: “Y ahora os voy a hablar de un chico que todos conocéis, que ha hecho un gran esfuerzo, pero a quien no se le ha regalado nada. Ese chico es Pablo Pineda”. En cuanto dijo mi nombre, el salón de actos se puso en pie a aplaudir. Me quedé de piedra.

–¿De qué le sirve a usted esta atención que despierta?

–Para mí no es nada, pero para el colectivo, todo. Lo hago por el colectivo. Debo hacerlo, me siento deudor con este colectivo desde que era pequeño. Desde el programa “Hoy habla Pablo”, cuando tenía ocho años y salí por primera vez en televisión, y ya dije que a los síndrome de Down había que llevarlos al colegio con los demás niños y dejarlos jugar en los recreos.
–Es curioso que con el tiempo se haya convertido en la estrella de su familia.
–Sí lo es. Tengo dos hermanos con carreras universitarias superiores, y yo que soy el pequeño y síndrome de Down... Yo no creo en el destino y todo eso; pero, sin embargo, desde muy pequeño me di cuenta de que el hecho de estar marcado por el síndrome de Down me obligaba a algo. No ser normal te marca, la sociedad te pide algo por ello. A mí me ha pasado.
–Una señora que sabe mucho del síndrome de Down me decía que no todos los Down son iguales, y que eso explicaba que usted hubiera podido estudiar.
–Ese es el discurso de rizar el rizo. Sí, pero resulta que las diferencias no se explican genéticamente, se explican culturalmente. Ahí es donde se marca la diferencia entre un Down que puede llegar a estudiar y otro que no. Pero nos dividen entre niños mosaicos, o Down por traslocación, o puros; ésas son las tres clases de Down que existen, genéticamente hablando.
–La señora de quien le hablo me dijo que para haber llegado a la universidad tiene que ser mosaico.
–Sí, o bajorrelieve... Yo soy puro, soy normal. Dicen que los mosaicos tienen más capacidad que los otros, pero resulta que yo no soy mosaico... Así que mi caso deja bien claro que lo genético no explica la diferencia. Ya me lo han dicho más veces, que tengo que ser mosaico, y que de otro modo no se lo explican. A veces la comunidad científica y la gente es torpe, y no entiende nada que la genética no les explique.

–¿No es eso como admitir, de entrada, que casi no hay
nada que hacer por ustedes?


–Claro, como si no pudiéramos ser estimulados, como si no pudieran enseñarnos. De ese modo no tienen que asumir su responsabilidad. ¿Y cómo lo explican? Pues diciendo que éste es mosaico. Otro argumento es decir que tengo un síndrome leve, o que soy límite. Pero no, soy puro.
–La primera vez que hablé con su madre, ya me di cuenta de que no era una madre corriente.
–No lo es. Nada de esto hubiera ocurrido si ella no hubiera actuado como lo hizo. Y de una madre no corriente nace un síndrome de Down que para mucha gente no es corriente.

–Pero dentro del Proyecto Roma, que es europeo, ¿cuántos han ido a la universidad como usted?

–Sólo yo. Pero igual que entre los normales hay diferencias, y no todos llegan a la universidad, lo mismo pasa con nosotros. Cada uno llega a lo que llega. Y eso me da una responsabilidad muy grande. Hace unos días, unos padres que iban a un congreso internacional del Proyecto Roma me decían: “Pablo, tú eres un pilar fundamental del proyecto”. Me lo han dicho muchas veces, que he marcado un camino.

–¿Sus padres le han empujado a que usted mismo hiciera las cosas, consultaron a los médicos cuando era pequeño?

–Cuando empezamos, más que consultar a los médicos, eran ellos los que decían a los médicos qué había que hacer. Ellos decían: este niño no podrá aprender más que las cosas más sencillas, y mis padres no les hacían caso: tu ocúpate de las amígdalas, que yo me ocupo de su educación. Nunca creyeron que no podría aprender, nunca creyeron a mi médico, y eso que era muy bueno y me quería mucho, pero su mentalidad era de aquella época. Mis padres siempre pensaron que yo debía ser autónomo y me educaron para ello. Don Miguel López Melero ha sido un acicate. Cuando era niño, me hacía pequeñas putaditas. Por ejemplo, decirme que me iba a recoger y luego no venir, dejarme solo, para ver qué hacía. Fíjate qué listo. Y yo, además de maldecir a toda su parentela y de estar muerto de hambre, pues tenía que arreglarme la vida, tomaba un autobús. Toda una aventura. Todos, mis padres, mi hermano, mi tío, se turnaban para espiarme detrás de un periódico, como detectives. Incluso si caían cuatro gotas y le pedía a mi padre que me llevara al colegio, me decía: “Ponte el impermeable y vete en autobús”. Mis padres han sido fuertes, nunca han cedido, nunca les he pillado el punto débil.

–Entonces no ha estado superprotegido.

–Pero sí tuve una figura protectora. Era mi tía Encarna. No tenía hijos y me quería mucho. Hasta hacerme mal, en el sentido de que cuando iba a su casa me untaba la mantequilla en el pan, por ejemplo. Si me quedaba solo en casa, me decía que fuera a dormir con ellos, no pensaba que podía dormir solo. Cuando murió fue un mazazo, pero también un punto de inflexión; dejé de tener a alguien que me protegiera de ese modo. Poco después de que ella muriera, mis padres tuvieron que viajar, y eso para mí fue una lección de autonomía. ¡Por fin! Porque mi tía me adoraba, pero era el elemento perturbador. Una vez fuimos de viaje con Miguel Melero, ella era muy sorda, y en el aeropuerto empezó a ponerme el azúcar en la leche. Entonces, don Miguel hizo una cosa muy bruta: le pegó un manotazo a mi tía, cosa que le sentó fatal. ¡Ja, ja, ja! El caso es que cuando ella murió disfruté de esa autonomía. Tenía que ir a comprar, manejar dinero. Fue un cambio muy grande, empecé a hacerme la cena: el huevo frito, la ensalada, el churrasco. Son cosas fáciles, pero normalmente un síndrome de Down no las hace; si tiene unos padres protectores no lo hace. Porque hay fuego, agua hirviendo, etcétera.

–Usted tiene un buen vocabulario.

–Leí muchísimo. Anuarios, revistas, periódicos. Todo.

–¿Y novelas?

–Mi madre me dice: “Tienes que leer novelas en vez de leer anuarios”. Pero los anuarios me encantan. No sé, pero tengo mucha memoria y asocio lo que pasó un día con lo que ese mismo día me pasó a mí. Las novelas no me dicen nada. Prefiero escuchar Los 40 Principales que leer una novela. Parece una tontería; es más, es una tontería decir algo así, pero ¿qué pasa?, pues que Los 40 Principales es lo que escucha la gente de mi edad, el mundo real; es la música que escuchan los jóvenes. Y las novelas no lo son. Los jóvenes no leen novelas, y a lo mejor por eso yo tampoco las leo. ¿Qué quiero yo? Pues ser un joven, reivindico ser un joven. Ése es un tema que tengo con mis padres, un debate filosófico. El año en que lo pasé mal en el instituto, aquella lucha con los chicos, eso me hizo madurar. Tenía 15 años, y los padres a esa edad tienen un gran peso; entonces me aficionaron a la música clásica, a la cultura, y yo me quedaba en la burbuja adulta de la cultura, en lo sesudo. Y cuando me quedé solo en casa, me dije: ahora tengo que sacar mi parte más joven, esto se acabó. Se acabó Beethoven. Mi madre dice que me he convertido en infantil, que he retrocedido, que antes me interesaba la cultura más que ahora. Pero no es eso... Lo que estoy haciendo es ponerme en mi sitio. Me hace falta la música moderna, los grupos. Es que estaba estudiando a Piaget con canto gregoriano. ¡Imagina estudiar a Piaget con canto gregoriano! Para morirse, vamos; para tomar los apuntes y tirarlos por la ventana. Lo cambié por Los 40 Principales, y como que me animé y hasta me entraba más fácil.

–¿Y piensa que, como hacen los adolescentes, se está enfrentando ahora a sus padres?

–Sí. Viví demasiado con los adultos. Incluso me lo decía mi profesor de apoyo: “Pablo, que te estás aislando”. Porque me quedaba en casa con los libros y la música clásica. Y ahora hay otra puerta, la use o no. Creo que esto forma parte de la lucha por la autonomía, por primera vez me atrevo a tener mis propios gustos. Cuando veo a mis sobrinos, que están ahora con el violín, con el canto, pienso: con 15 años, mira que son sosos. Con 15 años, lo que uno quiere es salir y divertirse. Pero no lo digo nunca, me lo callo, pero lo pienso. Si yo tuviera 15 años, me iban a meter a un coro a cantar el miserere... Y eso no quiere decir que no esté bien con mis padres. Pero es otra cosa. Ellos se están acostumbrando; me han dejado, creo, como un caso perdido. Antes, si quería ver Operación Triunfo, me decían: “Pablo, ¿qué haces?, eso es un comecocos”. Ahora saben perfectamente que lo voy a ver.

–Antes decía que su profesor le decía que se estaba aislando. ¿Hasta dónde llegaba su confianza con él?

–Con él hablaba de todo, de cosas que no hablaba con mi madre: de sexo, por ejemplo.

–¿A qué edad empezaron a gustarle las chicas?

–Siempre. Siempre estaba enamorado. He tenido muchos amores platónicos. Cuando veo una niña muy guapa, es que ya me estoy enamorando. Las chicas guapas me encantan. En BUP ya me interesaba estar con las chicas. Las de clase me trataban con naturalidad, una me metió en un grupo de Acción Católica. Salía con ellos, después de la misa nos esperábamos fuera. Y un día, era 1992, después de las navidades, los esperé como siempre. Diez minutos, quince, media hora, tres cuartos de hora, y allí no salía nadie. Estaba mosqueado, hasta que apareció alguien. “¿Oye, dónde está la gente?”. Contestó que se habían ido hacía tiempo. Me fui llorando a lágrima viva. Llegué a casa de mis tíos con los ojos supercolorados. “Pablo, ¿has llorado?”. Y a partir de ahí dejé el grupo. Luego estuve con los boy scouts. En aquella época siempre buscaba amigos y quería saber qué pasaba con las chicas, cuál era su mundo. Entonces desconocía el significado del concepto desengaño. Apareció otra chica, siempre las encontraba, y me encandilé. Era muy guapa, lo intenté, “qué guapa eres”, hasta que un día vi al novio, y vaya... Cuando se lo comentaba a mis padres, me decían: “Hombre, Pablo, es que tú te fijas en unas chicas muy guapas”. En aquella época era un enamoramiento espiritual, más que carnal.

–¿Y luego?

–En los scouts había otra chica, ¡Dios mío de mi vida...! Y lo mismo. Hasta que en un campamento se mascó la tensión. Estaba el novio de ella, era un compañero, y él en broma dijo: “Así que te gusta fulanita...”. Fue terrible, lloré, me fui, ella vino hacia mí: “Pablo, somos muy buenos amigos, no tenemos que dejar de ser amigos”. ¡Qué mal me sentí! Fue lo peor que podía decirme. Y así me di cuenta de que el tema de las chicas era muy difícil..., una dificultad añadida. Supe que el síndrome de Down iba a marcar mi vida, que las chicas no querían enamorarse de mí porque era síndrome de Down. Y todavía me sigo rebelando contra ese pensamiento. Pero sé que esa posible novia debería ser tan especial que pocas podrían serlo. Las chicas normales no me quieren; tienen muchos prejuicios, tienen miedo, tienen una familia. Fíjate lo que diría un padre que se diera cuenta de que su hija tenía un novio con síndrome de Down...

–Pero dice que se rebela contra ello. ¿Podría ser su próximo reto encontrar una chica apropiada?

–Pero besarse ya sería un escándalo público. Imagínate. Los mayores se escandalizarían, irían a buscar un guardia, se armaría la gorda. Me da miedo. Hace un par de años estaba solo en la playa, hablando por el móvil, y a los cinco minutos ya tenía un guardia civil al lado. “¿Te pasa algo?”. “Nada”. “Es que me ha dicho una persona que estabas perdido.” Imagínate, por estar hablando por el móvil... Si estoy besándome con una chica, no es que venga un guardia civil, vienen cinco.

–¿Le gustaría vivir solo?

–Poder, podría, pero se está muy bien en casa de los padres, las cosas como son. El otro día vi un reportaje sobre universitarios donde se decía que la mayoría vive con sus padres, porque la vida está muy cara y eso... Yo me considero uno más, tengo los mismos problemas que cualquier universitario. Además empecé a trabajar en febrero, en el área de bienestar social del Ayuntamiento. Me dedico al sector de los discapacitados, soy lo que se llama un sensibilizador. Viene gente con discapacidad a preguntarme qué puede hacer, y sus padres, a consultarme.

–Después de sacar una diplomatura en magisterio en la universidad, ahora se está licenciando en psicopedagogía.

–Es un poco más difícil, más abstracto. Sobre todo la parte de los psicólogos, como Piaget. Es como un desierto. Espero acabar este curso, y entonces será cuando oficialmente me licenciaré. Y mi destino quiere ir por ahí, aconsejando, orientando. Ahora el director del área de bienestar social me ha incluido en un proyecto de la Unión Europea que es para fomentar el empleo con apoyo, y para lo cual hay que hacer una labor sensibilizadora muy importante; yo voy a ir a las empresas con ese fin. Quieren crean una red de empresas solidarias donde puedan trabajar los discapacitados. En este trabajo estoy con un equipo eminentemente femenino, con Inés, María, Lola, y otros dos chicos, Dani y Andrés. Es un apoyo psicopedagógico, y estoy contento, hace que me sienta útil.

–Leía el otro día en un libro que ser Down, como sucede con otras cosas, lo coloca a uno en una categoría que pesa mucho más que las potencialidades que se tengan, los talentos que pueda tener.

–Te etiquetan y de ahí no sales. Toda la vida voy a llevarlo encima. Así como a David Bisbal le llaman el triunfito, a mí me llaman el síndrome de Down. Hay consuelos, como que el director del área de bienestar social les dijera a mis compañeros: “Explotar a Pablo, que tiene mucha capacidad”. Es decir, yo veo que en el trabajo me consideran útil, y eso me gusta. Pero lo que más me compensa es demostrar lo que somos capaces de hacer, que lo vean a través de lo que yo hago. Claro que esto sólo se puede entender si a uno le importan los demás, si eres progresista.

–¿Usted lo es?

–Lo soy. Por eso critico ese discurso conservador que hay ahora, en lo educativo, lo social, lo político. Por eso me pongo en contra de la ley de calidad educativa, porque es conservadora y significa una involución en el plano de la educación de los discapacitados. ¿Cómo se llama de calidad una ley que consiste en hacer más exámenes y reválidas en una sociedad en la que hay que potenciar los valores sociales? Es una ley retrógrada con respecto a todo lo que se ha hecho en la anterior época en medios de atención. Yo no puedo estar a favor, el discurso de ahora es meternos en guetos. Como tampoco puedo estar a favor de la guerra. Es que no puedo. Ni con los políticos que están ahora en el poder. Y además, el discurso respecto a los discapacitados es global, afecta lo mismo a los Down que a los negros, a los árabes; a todos los diferentes. El respeto a los derechos humanos, el de ser todos iguales, es lo que tiene que estar por encima de todo. Por encima del dinero, del poder, de la competitividad. Y en eso se está retrocediendo. Con los líderes tan conservadores que tenemos en el plano mundial, Berlusconi, Sharon, Bush..., ¿adónde vamos a ir? Nos ha tocado vivir un momento muy duro a los progresistas.

CONSEJOS SOBRE EL COMPORTAMIENTO FRENTE AL SÍNDROME DE DOWN

1. A una persona con Síndrome de Down deben brindarle mayor ritmo lento a la hora del aprendizaje, el mayor número de experiencias y muy variadas, para que aprenda lo que se le enseña.

2. Se fatiga rápidamente, por lo tanto se debe trabajar con él en períodos cortos y se va aumentando el tiempo poco a poco

3. Deben motivarlo con alegría, pues a veces está ausente o se distrae con objetos llamativos que sostiene por poco tiempo, por lo tanto deben motivarlo con actividades variadas.

4. Muchas veces no puede realizar la actividad solos, por lo tanto, deben ayudarle y guiarle hasta que sepa realizar la actividad solo.

5. Debemos despertar en él interés por los objetos y personas que le rodean, acercándonos y mostrándole las cosas agradables y llamativas.

6. Le cuesta trabajo recordar lo que han hecho deben repetir muchas veces las tareas ya realizadas, para que recuerde cómo se hacen y para qué sirven.

7. No se organiza para aprender de los acontecimientos de aprovechar todos los hechos de la vida diaria, por lo tanto, deben ayudarle siempre a relacionar los conceptos con lo aprendido en "clase".

8. Es lento en responder a las órdenes que le damos y ayudarle estimulándole, por lo tanto, deben ayudar a estimulándole y al mismo tiempo va dando repuestas cada vez de formas más rápida.

9. No se le ocurre inventar o buscar situaciones nuevas. Deben conducirle a explorar situaciones nuevas y a tener iniciativas.

10. Tiene dificultad en solucionar problemas nuevos, aunque éstos sean parecidos a otros vividos anteriormente. Deben trabajar permanentemente dándole la oportunidad de resolver situaciones no anticipándose en su lugar.

11. Puede aprender mejor cuando ha obtenido éxito en las actividades anteriores. Deben repetir algunas actividades para que aprendan mejor y no les resulte tanto aprender.

12. Cuando conoce de inmediato los resultados positivos lo mucho que se ha esforzado o que ha trabajado y animarle por el éxito que ha logrado. Así se obtiene mayor interés y tolera más tiempo de trabajo. Deben decirle sus resultados positivos motivándole y así captaríais su atención.

13. Cuando participa activamente en la tarea, aprende mejor y la olvida más difícilmente. Deben planear actividades en las cuáles sea el quién intervenga y actúe como persona principal.

14. Cuando se le pide que realice muchas tareas en corto tiempo se confunde de forma tal que le agobia y rechaza la situación. Deben ayudarle a planificar las tareas de forma que las reparta en el período de tiempo y las realice sin cansarse.

Mitos y realidades sobre el síndrome de down

Mito: El síndrome de Down es una condición genética rara.

Realidad: El síndrome de Down es una condición genética rara que ocurre frecuentemente. Uno 691 niños que nacen vivos tienen el síndrome de Down. Esto representa aproximadamente 6,000 nacimientos por año solamente en los Estados Unidos. Hoy, el síndrome de Down afecta a más de 400,000 personas en los Estados Unidos.

Mito: La mayoría de los niños con síndrome de Down nacen de padres de edad mayor.

Realidad: El ochenta por ciento de niños nacidos con síndrome de Down nacen de madres menores de 35 años de edad. Sin embargo, la incidencia de nacimientos de niños con síndrome de Down sí aumenta con la edad de la mujer.

Mito: Las personas con síndrome de Down son severamente retardados.

Realidad: La mayoría de las personas con síndrome de Down tienen la retardación leve a moderada. Los niños con síndrome de Down son definitivamente educables. Los educadores e investigadores todavía están descubriendo el potencial educativo completo de estas personas.

Mito: La mayoría de las personas con síndrome de Down están institucionalizadas.

Realidad: Hoy día las personas con síndrome de Down viven en sus hogares con sus familias y son partícipes de las actividades educativas, profesionales, sociales y recreativas de sus comunidades. Ellos están siendo integrados en los sistemas de educación regular, y toman parte en deportes, acampando, música, programas de arte, y algunas otras actividades de sus comunidades. Además, ellos se socializan con personas que tienen y no tienen discapacidades. Como adultos ellos también tienen empleos y viven en casa hogares y en otras viviendas con arreglos más independientes.

Mito: Las familias no encuentran apoyo en la comunidad para sus hijos.

Realidad: En casi todas las comunidades de España hay grupos de apoyo para padres y otras organizaciones de la comunidad que directamente proveen servicios a las familias de individuos con síndrome de Down.

Mito: Los niños con síndrome de Down deben ser matriculados en programas de educación especial o en clases separados.

Realidad: Los niños con síndrome de Down actualmente están siendo integrados en los salones de clase de educación regular en escuelas a través del País. En algunos casos ellos son integrados en cursos específicos, mientras que en otros casos los estudiantes están totalmente integrados en clases regulares para todas las materias. El grado de inclusión es basado en las habilidades del individuo. El objetivo es de la inclusión total, en la vida social y educativa de la comunidad.

Mito: Los adultos con síndrome de Down no son empleables. (no pueden tener vida laboral)

Realidad: Las empresas están buscando a los adultos jóvenes con el síndrome de Down para una variedad de posiciones. Ellos están siendo empleados en oficinas pequeñas y medianas, por ejemplo, en los bancos, asilos de enfermos, hoteles y restaurantes. Ellos trabajan también en las industrias de música y espectáculo, en posiciones administrativas y en la industria de los ordenadores. Las personas con el síndrome de Down traen a sus trabajos su entusiasmo, confianza y dedicación.

Mito: Las personas con síndrome de Down siempre están alegres.

Realidad: Las personas con síndrome de Down tienen los mismos sentimientos como todas las personas. Ellos responden a las expresiones positivas de amistad, se ofenden y se desconciertan con conducta desconsiderada.

Mito: Los adultos con síndrome de Down no pueden formar relaciones que lleven al matrimonio.

Realidad: Las personas con síndrome de Down tienen citas, socializan y forman relaciones. Algunos se casan. Las mujeres con síndrome de Down pueden y tienen niños, pero tienen un 50 por ciento de posibilidad de tener un hijo con síndrome de Down. Aunque raro, los hombres con síndrome de Down pueden procrear niños.

Mito: El síndrome de Down es incurable.

Realidad: A través de la intervención temprana, terapia del habla, terapia física y terapia ocupacional, es posible mejorar muchos de los problemas asociados con el síndrome de Down. Además, las investigaciones sobre el síndrome de Down están contribuyendo a grandes avances para identificar los genes en el cromosoma #21 que causa las características del síndrome de Down. Los científicos tienen mucha esperanza que en el futuro será posible mejorar, corregir, o prevenir muchos de los problemas asociados con el síndrome de Down.

ETAPAS QUE PASAN LOS PADRES QUE TIENEN HIJOS CON SÍNDROME DE DOWN.


Confusión : Los padres pueden experimentar confusión acerca de que es lo que su hijo tiene mal. Pueden encontrar difícil el entender y asimilar la información que se les dá.

Negación : Los padres pueden enfrentarse la información que les brindan los profesionales acerca de su hijo negando su cualidades y buscando otras opiniones o nuevas curas, o haciendo como si nada realmente fuera diferente (haciéndose los locos).

Enfrentamientos : Algunos padres pueden hasta discutir con las personas que les brindaron la información acerca de su hijo. Esto puede incluir expresiones de ira y presión o exigencias a los profesionales o a los miembros de la familia, para que hagan sacrificios desproporcionados.

Depresión : Algunos padres pueden volverse tristes y pesimistas al saber las incapacidades de su hijo, esta tristeza puede estar a la vista o encubierta.

Culpabilidad : Los padres se culpan unos a otros por el problema de su hijo, pudiendo llegar a la separación.

Afirmación : Los padres asumen el problema que tiene su hijo y se dirigen a los centros de ayuda.

DESARROLLO DE LOS NIÑOS CON SÍNDROME DE DOWN.

Todos los niños son únicos y diferentes, como resultado cada niño nace y se desarrolla según su propio ritmo.

Un niño con Síndrome de Down aprenderá muchas cosas que un niño normal hace (sentarse, pararse, caminar, hablar), pero ciertas destrezas las aprenderán retrasadas. Un niño con Síndrome de Down sonríe, sujeta su cabeza y gira sobre si mismo casi al mismo tiempo que otros niños normales.

El niño puede permanecer parado mientras lo visten alrededor de los 12 a 15 meses, generalmente la habilidad de sentarse, caminar y de hablar se desarrolla más tarde que en otros niños, muchas veces requiriendo más meses o años, dependiendo del niño. El desarrollo social o la manera de relacionarse con otras personas generalmente avanza más rápido. Como resultado, estos niños conviven muy bien con su familia y se llevan bien con los demás.

Cada niño con o sin Síndrome de Down es una persona única. Uno nunca puede predecir exactamente como va a ser cada niño, sin embargo, el cromosoma demás que provoca el Síndrome de Down siempre afecta al desarrollo del cerebro, por esta condición de los niños con Síndrome de Down tienen retraso mental. En todos los casos el retraso mental es moderado y muchos de estos niños son clasificados como sujetos educables. Muchas personas con Síndrome de Down, niños o adultos, tienen la inteligencia y entendimiento de un niño de enseñanza básica. Hay que decir también que según los grados o tipos de Síndrome de Down serán más capaces de realizar trabajos y aprender

La familia necesita reconocer y visualizar tempranamente los potenciales del niño para ayudarlo a su máximo desarrollo.

En muchos aspectos el niño con Síndrome de Down es como otros niños. Les gusta jugar, ir al colegio y participar en muchas actividades.

Generalmente estos niños son más alegres y tienen una personalidad más extrovertida que otros niños. Otros suelen ser testarudos y requieren de mucha paciencia y comprensión. Los niños con Síndrome de Down pueden ser fácilmente mimados o malcriados si no se tiene para con ellos una adecuada disciplina. Deben ser tratados igual que cualquier otro niño a su mismo nivel. A medida que van creciendo, los niños con Síndrome de Down pasas por las etapas típicas de cualquier otro niño, pero tales etapas suelen ser más prolongadas.

Algunas ayudas al desarrollo de estos niños para que se integren a la sociedad separan en 4 fases:

1. Fase individual: Para funcionar independiente por sí solo.

2. Fase en pareja: Para funcionar independiente junto a un amigo.

3. Fase grupal: Para funcionar independientemente junto con algunos amigos.

4. Fase social: Para funcionar independientemente en sociedad con personas no retardadas de varios modos, solo, en pareja, en grupos o entre grupos.

Judith Scott

Judith Scott (1943 a 2005) fue un reconocida internacionalmente estadounidense artista de la fibra. Ella era un hermano gemelo con Joyce Scott, y que nació sorda y con síndrome de Down. Ella trabajó en el Centro de Arte Creativo crecimiento en Oakland, California

Educación

Cuando llegó el momento en el que las niñas empiezan a asistir a la escuela, Judith se encontró que era "ineducable," ni siquiera se clasificó para la clase de niños con dificultades de aprendizaje. Como consecuencia del consejo médico, sus padres colocaron en la Institución Columbus State (antes de Colón Escolar del Estado), una institución para personas con retraso mental, el 18 de octubre de 1950. Esta separación tuvo un efecto profundo en ambos gemelos.
Los registros de los primeros años de Judith Scott, en el Instituto indican que ella tenía un CI de 30 (en base a las pruebas orales antes de que su sordera fuera reconocida). Por esta razón se le negó toda oportunidad de capacitación.
En 1985, Joyce Scott tuvo una realización súbita en un retiro de meditación que Judith podría estar cerca de ella si ella se convirtió en tutor legal de su hermana. Después de varias luchas importantes Judith se mudó a California, un estado donde todos los ciudadanos con retraso mental tienen derecho a una educación permanente.

Arte

1987, Judith Scott empezó a ir al Centro de Arte. En sus primeros meses en el centro, Judith no fue excepcional con la pintura. Ella escribía bucles y círculos, pero su trabajo no contenia imágenes de representación, y ella era tan desinteresada en la creación.Lo que provocó que su hermana se considerara poner fin a su participación en el programa.
Algunos meses más tarde, Judith casualmente observó un arte de fibra en clase realizado por la artista Sylvia setenta, y el uso de los materiales a mano, de forma espontánea inventó sus únicas y diferentes formas propias de expresión artística. Mientras que otros estudiantes fueron a costura.
Su creatividad especial fue rápidamente reconocida y se le dio total libertad para elegir su propio material. Teniendo objetos encontrados (a menudo los roban de otras personas en el Centro)los envolvía en hilos de colores cuidadosamente seleccionados para crear esculturas diversas de muchas formas diferentes. Algunas se parecen a capullos o partes del cuerpo, mientras que otros son alargados postes totémicos. Muchas de sus obras también cuentan con copias, la experiencia de Scott en un gemelo es esencial para su trabajo.
El trabajo de Scott se hizo inmensamente popular en el mundo del "Outsider Art", y sus piezas fueron vendidas por mas 15.000$.Su arte esta expuesto en las colecciones permanentes de los museos mas importantes.



Trabajo de Campo Síndrome de Down:


INSTITUTO EDUCACION SECUNDARIA (IES) NUMANCIA.
Profesor Arcadio

¿Cuando se ha tenido un hijo con síndrome de Down, ¿cuál es la probabilidad de que se pueda tener otro?

La posibilidad de tener otro hijo de Síndrome de Down proviene de los padres por tanto ambos pueden ser portadores o un portador y otro no portador pero también cuanta mas edad se tenga para tener un hijo mas posibilidades se tiene.

¿Muestran más interés los chicos con Síndrome de Down que los chicos normales?

También depende, pues influyen factores como el cansancio y el interés. Si están cansados no prestarán atención pero si por el contrario muestran interés estarán más atentos que los niños normales. Normalmente se distraen con facilidad

¿Hay mucha diferencia entre dar clase a chicos con trisonomia 21 y a chicos sanos?

Pues tienes que estar más pendientes de ellos pues se distraen con más facilidad y les cuesta más entender las clases por ello hay colegios especiales para ellos por tanto cuesta más trabajo enseñar a un niño con Síndrome de Down

¿Se da el mismo temario a chicos con síndrome de Down?

Los niños con Síndrome de Down al entender y aprender con más dificultad presentan cierto retraso mental por tanto van un poco retrasados. Pero hay personas que lo padecen y son capaces de sacarse una carrera.

¿Sólo las mujeres de más edad dan a luz bebés con síndrome de Down?

No es del todo cierto esta cuestión pues también la pueden tener mujeres jóvenes pues la frecuencia de niños de Síndrome de Down son uno de cada 700 nacidos. Por tanto, las mayores de 35 años tendrán más posibilidades.


¿Están gravemente retardadas todas las personas con síndrome de Down?

Depende porque dentro del Síndrome de Down hay tres grados:

1ª Grado: es el más afectado pues presenta mayor grado de subnormalidad y no puede llevar una vida normal, no es independiente.

2ª Grado: es el intermedio tampoco es independiente.

3ª Grado: presenta cierto retraso mental pero se puede sacarse incluso una carrera con esfuerzo

¿Deberá colocarse a todos los niños con síndrome de Down en clases de instrucción especial?

No necesariamente pero es mas responsable y satisfactorio una clase especial pues les cuesta seguir las clases normales.

Conclusión:

Con este trabajo hemos pretendido acercaros esta enfermedad genética la cual afecta a tanta gente, hemos pretendido que adquiráis unos conocimientos sobre esta y la cual os aporte el que pensar puesto que sigue siendo personas con sentimientos las cuales por su enfermedad las tratamos como inferiores.
En cuanto al trabajo ha sido sencillo de elaborar puesto que ahora mismo la sociedad está muy interesada sobre estas enfermedades, por lo cual el desarrollo del trabajo fue sencillo debido a la gran información que encontramos
En definitiva el trabajo se ha realizado y hemos elaborado lo mas exhaustivo posible, gracias al trabajo de campo hemos podido obtener un gran conocimiento sobre las personas afectadas y que decir sobre esta enfermedad.

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