En el estudio se utilizaron termómetros para medir la temperatura del escroto de 29 hombres jóvenes que sostenían el portátil sobre sus rodillas. Hay que tener en cuenta que ponerse el ordenador sobre las piernas requiere mantener las piernas quietas y cerradas. Tras una hora en esa posición, los investigadores descubrieron que la temperatura de los testículos se había elevado 2,5 grados, incluso teniendo una almohadilla entre el ordenador y las piernas.
Sheynkin indica que “con 10 ó 15 minutos con el ordenador sobre las piernas basta para que la temperatura del escroto esté por encima de lo que se considera oportuno”. Un soporte para portátiles mantuvo el ordenador fresco, lo que supuso un menor traspaso de calor a la piel, pero Sheynkin advierte de que eso no hizo mucho para evitar el calentamiento de los testículos, aparte de que podría transmitir una falsa sensación de seguridad.
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